[campanadas] [suena música alegre] [motor acelera] [suena música alegre] [Teresa] ¿Sí?
Yo lo que digo es que mientras estemos aquí bebiendo y bailando, hay millones de mujeres que están ejerciendo el derecho al voto en Estados Unidos.
[diplomático hombre] Los americanos van a otro ritmo.
Los americanos marcan el ritmo.
Yo sé que no voy a vivir para ver a una mujer votando en España, por ejemplo.
Pues, yo sé que es una pena, pero que vas a morir muy joven.
[risas] Pero, ¿cuál es el sentido de que vote una mujer?
Al fin y al cabo, acabará votando lo que le diga su marido o su párroco.
Por eso el siguiente paso es que accedamos a la educación al mismo nivel que los hombres.
Es la educación la que crea a personas independientes y autónomas, y por eso unos pocos se encargan de que la gran mayoría no la tengan.
[diplomático hombre 2] Madre mía, para una que piensa y sale bolchevique.
Señores, menos hablar con ellas y más bailar.
Ahí os quedáis.
[habla en francés] [risas] Voto y educación, ¿qué será el siguiente?
Lo siguiente será que nos veáis como compañeras en vuestros mismos puestos de trabajo.
[risas] Sí, vosotros reíros, reíros, pero llegará el día en que ni siquiera tengamos que casarnos para tener una vida.
Tendremos una propia y nos juntaremos con vosotros libremente y por amor.
La que crea en él, claro.
[bullicio] [suena música alegre] Podría seguir debatiendo contigo toda la noche.
¿Puedo tutearte?
Puedes.
Pero yo prefiero entregarme al gimlet, tengo la garganta seca de tanto hablar.
[Nildo] ¿Cansada?
Odio llevar tacones.
[copas tintinean] ¿Por qué no vamos a mi casa?
Te los quitas ahí y seguimos charlando.
Mmm-hmm.
¿Te acuerdas antes cuando hemos hablando de educación?
Sí, claro.
¿Tu nombre?
Ah, qué vergüenza.
Perdóname.
Sí.
De verdad.
"Vanildo Zacarías de Azevedo".
Nildo simplemente.
[Teresa] Un placer, Nildo.
¿Y tú te llamas?
Yo te lo cuento después.
Ahora tengo algo importante que hacer.
[habla en portugués] [risa] No puede ser.
[habla en portugués] Mmm-hmm.
[hablan en portugués] [murmullo] [personas aplauden] [suena música alegre] [habla en portugués] [Teresa jadea] [rechinido] [suena música dramática] [mujer grita] [suena música alegre] [suena música alegre] [diplomático hombre 4 habla en portugués] [habla en portugués] [silbato] [habla en portugués] [suena música dramática] [suena música dramática] [jadeando] [Teresa] "Roberta Luna, Academia para señoritas, Sevilla, España".
[suena música dramática] [suena música inspiradora] [suena música alegre] [suena música alegre] [campanilla] [suena música alegre] Buenos días.
¿Hola?
Buenos días.
¿Ah?
¿Era a mí?
Sí, claro.
Perdone, señora, no estoy acostumbrado a que la madre de las alumnas me salude.
Yo no soy una madre ni una señora.
Señorita, si acaso.
¿En serio?
En serio.
¿Es usted la maestra nueva?
No, aún no, pero espero serlo.
Teresa.
Ramón.
El placer es mío, señorita Teresa.
[Teresa] Encantada.
Bueno, pues, voy a ir entrando.
Hasta luego.
Eh, ¿necesita que le enseñe el edificio?
Es bastante lioso.
No, tranquilo, ya me apaño.
A ver si tengo suerte.
Lo mismo nos vemos todos los días por aquí.
[aves trinando] [suena música inspiradora] Hija.
Manuela.
Dígame, madre.
Perdone.
[doña Manuela] ¿Y el retrato con tu padre?
En la balda superior, para que pueda lo observar todo desde arriba, como a usted le gusta.
Siempre ha estado en esta balda.
¿Por qué lo cambias de este sitio y pones en el lugar a, a Madame Curie?
Porque es un referente.
[hojas crujen] ¿Y yo qué soy?
Usted es mi madre.
[hojas crujen] Por favor, deje eso donde estaba.
El despacho está bien tal como está.
Me voy.
Sabes que tienes a todas las candidatas ya ahí afuera, ¿no?
Claro que lo sé, las he convocado yo.
Quizás debería quedarme para decirte a quién tienes que contratar.
Que no.
Váyase tranquila, por favor, de verdad.
Que tengo muy claro qué perfil aprobaría usted.
Luego me informas.
Sí.
[suspiro] [suena música inspiradora] Buenos días a todas.
Hola.
Le ruego me disculpen la espera.
Hmm, lo primero de todo, muchísimas gracias por su tiempo y por su interés.
Si me pudieran, por favor, ir dando sus referencias.
Gracias.
Muchas gracias.
¿Su nombre?
Teresa.
Teresa Blanco.
¿Eres la directora?
[Manuela] Mmm-hmm.
Manuela Martín, un placer.
Encantada.
Qué joven.
No la tengo acá apuntada, Teresa.
Eh, bueno, sí, es que he venido así como a última hora.
Te pido disculpas.
¿Me acompaña a mi despacho, por favor?
Claro.
[pasos] Prefiero que me trates de tú, aunque sí que prácticamente te doblo la edad.
Es el segundo comentario que hace en referencia a mi edad, ¿le supone algún problema?
No, no, no, no me malinterpretes.
De verdad, no.
De hecho, pienso precisamente lo contrario, lo que el mundo necesita son mujeres jóvenes, fuertes y determinadas, para lo que las educáis aquí, ¿no?
[pasos] [Manuela] ¿Cómo que no tiene referencia?
Ni título.
Pero, pero ¿ha trabajado alguna vez de maestra?
Sí, sí, sí, sí he trabajado, pero, mmm, digamos que no de forma oficial.
Bueno, yo soy un poco culo inquieto y he tenido la suerte de vivir en muchos países.
Y bueno, la manera en que me he ganado la vida ha sido a través de la educación y de la ayuda al desarrollo en pequeñas comunidades.
Nada que ver con dar clases en una academia como esta, claro, ni tengo diploma que lo acredite.
Pero tengo fotos, si te sirven.
¿Y qué te llama para quedarte en Sevilla?
Bueno, una experiencia más.
No he vivido aquí antes.
Ya.
Lo que pasa es que, es que yo busco a alguien con intención de quedarse mucho tiempo y poner lo mejor de sí misma, no un culo inquieto que busque una experiencia más.
¿Puedo hacerte una pregunta?
Por supuesto.
¿Por qué te molestas en entrevistarme si está clarísimo que no cumplo los requisitos que sí cumplen las que están ahí fuera?
Me gusta tu diferencia.
Entonces sigamos charlando.
[suena música inspiradora] [suena música inspiradora] Este es tu cuarto.
Vas a estar muy cómoda aquí.
Sí, seguro.
Con una buena cama y luz, soy feliz.
[estudiante mujer ríe] En este pasillo vivís las maestras, las solteras, claro.
Y Luisa que decidió instalarse aquí cuando enviudó.
Ella es la más veterana, ya la conocerás.
El resto vivimos con nuestras familias, como es normal.
Me gusta.
Me resulta muy curioso, si no te molesta que te lo diga.
¿El qué?
Una mujer llamativa y elegante y que a tu edad no... No, ¿qué?
No hayas encontrado marido.
Bueno, tampoco lo he buscado.
Bueno, pues, entonces será eso.
Claro.
Sí.
[puerta rechina] [Teresa] ¿Y tú de qué das clases, Ángela?
[Ángela] Cultura general y hogar.
Preparo a las niñas para ser lo que se espera de ellas.
[Teresa] ¿Qué es?
¿Qué?
Que qué es lo que se espera de ellas.
Pues, que sean mujeres de bien, educadas, correctas.
Vamos, que no terminen en el pasillo de maestras solteras.
[campanadas] Niñas.
Creo que vas a tener que esmerarte un poquito más en tus clases, ¿no?
No, no, para nada.
Son formalísimas normalmente y muy dulces, solo que se asilvestran a esta hora de la mañana.
¿A las 9:00 de la mañana se asilvestran?
[Ángela] Sí.
La hora Peralta.
"¿La hora Peralta?".
[suena música alegre] [Ángela] La hora Peralta es cuando pasan por delante de la academia esos tres caballeros.
Guapos, con planta, y lo más importante: con apellido.
Así tienen a las niñas.
Madre mía.
Te quiero pedir un favor.
Lo que quieras, cómo quieras y donde quieras.
Dáselo a Roberta.
[suena música graciosa] Creemos que Roberta y Rafita, el mayor de los Peralta, son novios.
Están todo el día mandándose notas y echándose miraditas a través la verja.
[Teresa] ¿"Roberta" has dicho que se llama?
[Ángela] Sí, Roberta Luna.
¿Esa?
Sí.
¿Por?
Por nada, por ir aprendiéndome los nombres.
Tenemos que irnos, empezó el claustro.
Vamos.
[suena música dramática] [suena música dramática] ¿Te encuentras bien?
Sí.
Sí, sí, sí.
Gracias.
[Manuela] Bueno.
Pues, vamos a empezar.
En primer lugar, quería deciros que es un honor para mí estrenarme como directora en este primer claustro de maestras, rodeada de tantas mujeres a las que admiro.
Como me dijo una mujer muy interesante: "Lo que necesita este mundo es que haya mujeres jóvenes, fuertes y determinadas al frente".
Por eso, a pesar de mi edad, espero estar a la altura.
Lo vas a hacer fenomenal.
Bueno.
Dicho esto, este primer claustro lo vamos a centrar en asignar la coordinación de las actividades de apertura de curso.
Empecemos con la obra de teatro inaugural.
¿Teresa?
¿Sí?
¿Qué te parecería llevar la coordinación del teatro?
[Teresa] ¿Yo?
Eh, no sé.
Manuela, acabo de llegar.
[Luisa] Tiene razón, es nueva.
Está exenta de coordinar actividades.
Luisa, si no te importa, eso lo decidiré yo.
[Luisa] Pero siempre ha sido así con tu madre.
Ya, pero mi madre, como ves, no está.
Ángela ha sido la coordinadora teatral desde hace años, ¿verdad, Ángela?
Yo, si Manuela quiere que ella lo haga, y ella quiere hacerlo... Teresa va a impartir Arte y Literatura, y hacerse cargo de la obra de teatro me parece lo más lógico.
[Teresa] Eh, a ver, a ver, eh, un segundo.
Manuela, te agradezco mucho tu confianza, de verdad, pero no quiero causar problemas, es mi primer día... ¿Quién lo diría?
La obra inaugural es la misma todos los cursos y las chicas se la saben al dedillo.
¿Qué mejor forma de que Teresa se integre con las alumnas que con una actividad que casi no necesita coordinación?
Bueno, no sé.
Si lo tienes claro, yo adelante.
Tú estás conforme, ¿no?
Sí, por mí, bien.
Pues, yo sigo pensando... Pues, estupendo.
Gracias, Ángela.
A cambio, te harás cargo este año de coordinar el baile de otoño.
Manuela... te veo muy dispuesta a hacernos olvidar a tu madre, pero ya te digo yo que este no es el camino, si me permites el comentario.
"Mi queridísima Roberta".
[Candela] "Queridísima".
Ojo, ni "querida" ni "estimada", "queridísima".
"Mi queridísima Roberta, ¿cómo estás?".
"Cómo estás" se le dice a uno que te encuentras por la calle, pero ¿a tu novia en una nota?
No sé.
Bueno, igual es que dependes de cómo lo leas.
Es que si lo lees: [con voz aburrida] "¿Cómo estás?".
Pues, parece que se lo dices a tu tía, la del pueblo.
Pero es que si la lees: [con voz seductora] "¿Cómo estás?
", que te preñas solo con leerlo.
Sigo.
No os preocupéis, que en cuanto demos análisis de texto, descubriréis los miles de matices y subtextos que esconde esta nota.
Te la devuelvo después de clase, ¿sí?
Sí, doña Teresa.
Eh, "Teresa", solo "Teresa".
Nada de "doña, señora, señorita ni similares".
Eh, ¿qué apuntáis?
¿Cómo llamarme?
Mmm-hmm.
Bueno, pues, lo primero de todo: buenos días.
[al unísono] !¡Buenos días!
[risa] Parecéis el ejército prusiano.
[Teresa ríe] [Teresa] Bien.
Mmm, vamos a hacer una cosa, vais a levantaros y vais a colocar los pupitres alrededor del aula, así en forma de U.
[murmullo] Mmm, ¿letra U?
Perdone, doña Teresa.
Eh, perdón, Teresa.
[Teresa] ¿Sí?
¿Para qué?
Bueno, porque las de aquí atrás estáis un poco escondidas, y así nos vemos todas las caras.
Venga, chicas, ánimo.
!¡Venga!
[suena música alegre] [Roberta] Teresa.
Hmm, ¿sí?
Mi nota.
Me dijiste que me la ibas a devolver después de clase.
Claro.
Gracias.
Hasta luego.
[murmullo] [risas] Bueno, la nueva ha venido guerrera, ¿eh?
¿Y esos pantalones?
¿Qué me decís de los pantalones?
Roberta, ¿tú qué piensas?
Roberta.
Que tú qué piensas.
¿De qué?
Pues, de la nueva.
Bueno, aún es pronto, pero se agradece un poquito de aire fresco por aquí, ¿no?
[Macarena] Tienes razón.
Yo creo que lo hará muy bien.
Y sinceramente, los pantalones le quedan mejor que a mi padre.
[risas] [suena música alegre] ¿El Burlador de Sevilla?
¿Esto es lo que representáis cada año?
Mmm-hmm.
Una obra muy curiosa para inaugurar el curso en una academia de señoritas, ¿no?
Es la obra que decidió hace años doña Manuela.
Pero doña Manuela acaba de empezar, ¿no?
[Roberta] No.
No la doña Manuela de ahora, doña Manuela madre, la anterior directora.
¿Y por qué creéis que la anterior doña Manuela escogió un texto como este para abrir cada año?
¿Porque pasa en Sevilla?
[Teresa] ¿Alguna otra opinión?
A ver, tu nombre, por favor.
Margarita Ortega-Sánchez Caamaño y López de Carrizosa.
[Teresa] Muy bien.
Háblame de esta obra.
El burlador de Sevilla, publicada originalmente en 1630 y atribuida a Tirso de Molina... Eh, no, no, no.
Me refiero a que me hables de cuál crees que es el mensaje que quieran darnos con este texto.
Eh... Tranquila, Margarita, siéntate.
Tranquila.
A ver, ¿tu nombre?
Candela.
[Teresa] Cuéntame, Candela.
Pues, yo tengo claro que quieren lanzarnos un mensaje moralizante, ¿no?
¿Y por qué?
Pues, porque esta ciudad está llena de Don Juanes y tenemos que tener cuidado para no quedar deshonradas como las damas de la obra.
Pues, yo creo que eso es tomarnos por imbéciles.
Perdón por mi lenguaje.
Si así sientes que os tratan, así tienes que llamarlo.
¿Por qué crees eso?
Porque nosotras no somos unas lerdas que nos quedamos rendidas al primer hombre que nos dice dos tonterías como las de la obra.
No, claro que no.
Vosotras sois más de, mmm, ¿cómo le llamáis?
¿La hora Peralta, hmm?
Un ritual matutino que consiste en correr como potrillas para ver a tres muchachos pasar por la calle y quedaros esperando para ser seleccionadas como si fueseis la oferta de una carnicería.
Vuestra manera de acercaros al sexo masculino no es precisamente la más moderna.
Yo diría que, de hecho, es más triste que la que aparece en el texto.
[suena música dramática] Hola.
[murmullo] Hola.
[murmullo] [suena música dramática] [suena música dramática] [Luisa] Teresa.
Luisa.
Hola.
¿Qué tal tu día?
Bien.
De momento, muy bien.
¿Qué tal el tuyo?
Ruidoso.
Creo que es bueno disponer así los pupitres.
¿Por?
Para fomentar el debate.
¿Qué "debate"?
Sobre lo que quieran compartir con sus compañeras, con nosotras.
Me da la sensación de que en tu primer día ya quieres cambiarlo todo.
No creo que animarlas a dialogar sea cambiarlo todo, Luisa.
Se lleva haciendo desde la Antigua Grecia, ¿no?
Sí.
Ahí también se lavaban los dientes con orín.
No creo que los padres de las alumnas lo vean con buenos ojos.
¿Sabes, Teresa?
Yo llevo enseñando aquí desde que esta institución se abrió.
Tú, sin embargo, es la primera vez que das clases.
Pues, por eso, deja los pupitres tal y como estaban.
Anda.
[suena música dramática] [aves trinan] [risas] No sé, a mí me parece como si se le hubiese incendiado la cabeza.
[bullicio] No, a mí no me gusta como profesora.
A mí sí me gusta, es muy simpática.
¿Esto qué es?
Venga, cada una a su habituación.
Venga, desfilando.
Y en silencio.
Venga.
A dormir.
Buenas noches, doña Luisa.
[chasquido] Buenas noches.
[grillos chirrían] [grillos chirrían] [suena música dramática] [diplomático 4 habla en portugués] [risas] [mujer grita] [jadeos] [suena música dramática] [suena música dramática] [suena música jazz] [suena música jazz] [golpes en la puerta] [suena música jazz] [Teresa] !¡Momento!
[Teresa] !¡Momento!
Buenos días.
[Teresa] Buenos días.
¿Molesto?
No, para nada.
Pasa.
¿Qué música es esta?
[Teresa] Se llama "jazz".
Es lo último en Estados Unidos.
¿A que suena bien?
Muy bien.
Tienes cara de sueño.
¿No has dormido bien?
Me tengo que hacer a la cama todavía, la verdad.
[Manuela] Ya.
¿Las niñas, las compañeras?
¿Todo bien?
[risa] Se te ha quejado Luisa, ¿no?
Mira, igual meto la pata con lo que voy a decir, pero tengo la sensación de que si no muevo los pupitres, Luisa se va a quejar porque abro las ventanas.
Y si no las abro, se quejará porque las tengo cerradas.
No le gustan mucho los cambios, la verdad.
[risa] Le molesta hasta el cambio de año.
[susurrando] Esto es real.
[susurrando] Te creo.
Pero, mira, igual que el cambio de año, se terminará acostumbrando a ti como la nueva directora.
Eso espero.
A ver, Candela, muévete un poquito más para allá.
Más.
María Jesús, ahí no te pongas que nos tapas a Candela y a mí.
Ahí.
Vale.
¿Estamos?
[María Jesús] Sí.
Pues, venga, empezamos.
[Roberta suspira] Calla, mujer maldita, vete de mi presencia, que me has muerto.
Prosigue.
¿Es cierto?
Tan claro es como el día.
No, no, Candela, no lo digas tan así.
Tú normal, como siempre.
Vale.
Tan claro es como el día.
Mal halla la mujer que en hombres fría, pues, sin duda, el cielo abre estas cabañas... Hmm.
Pero ¿y esta?
Teresa.
Perdona.
¿Te has quedado dormida?
Perdón.
Hmm, perdonadme.
¿Te aburre la obra o...?
No, no, no, la obra no.
Más bien, vosotras, que declamáis como viejas orando en misa.
Pues, así es cómo lo hacemos todos los años.
Pues, no entiendo cómo la gente sigue viniendo.
A ver.
[Teresa carraspea] Mirad, eh, siento decirlo así, pero es que soltéis las frases como papagayos, como si la obra os importase bledo y medio.
Os importa un bledo, ¿verdad?
[Roberta] Eso da igual.
Eso no da igual, Roberta.
¿Os gusta o no os gusta la obra?
Eso da igual, tenemos que hacerlo y punto.
[Teresa] A ver, las demás.
¿Algo que decir?
[Roberta suspira] Hmm.
¿Aquí qué pasa?
¿Que solo habla Roberta o qué?
Básicamente.
Pásalo, por favor.
Quiero que escribáis en estos papeles lo que pensáis.
¿De qué?
Pues, de la obra, de la academia, de vuestras compañeras, de mí, del resto de maestras, lo que os dé la gana.
Es totalmente anónimo, así que sentíos libres.
¿Y qué sentido tiene este ejercicio?
Pues, mira, Roberta, como estoy segura de que el resto de compañeras se hacen la misma pregunta, si no te importa, quiero que me la haga Flavia.
¿Eh?
Flavia, ¿tú te haces la misma pregunta que Roberta?
Sí.
[Teresa] Hazme la pregunta.
¿Qué sentido tiene este ejercicio?
Pues, el sentido es que se expreséis libremente, que cualquier cosa que se os pase por la cabeza o por las tripas, las soltéis, sin censuras.
Pero si eso ya lo hacemos en voz alta.
¿Seguro?
¿Todas?
Si es verdad que todo lo que pensáis lo soltáis así en alto, pues, os va a resultar facilísimo escribirlo en un papel.
Vengan, chicas, adelante.
[suena música alegre] [suena música alegre] ¿Alguna voluntaria para leerlo en alto?
Ay.
A ver, eh, María Jesús, ¿puedes venir, por favor?
Claro, para leer en alto la alta.
Muchas gracias.
[María Jesús suspira] [María Jesús] "Mis compañeras son lo mejor del mundo, os quiero mucho".
Con muchas exclamaciones.
"Pues, yo pienso seguir yendo a la hora Peralta aunque a Teresa no le guste.
En esta academia parece todo perfecto, porque la basura se esconde debajo de la alfombra".
"La obra de teatro es una mierda".
¿Sigo?
Lee.
Sí, sí.
[María Jesús] "Soy muy feliz en mi clase con mis compañeras, no las cambiarías por nada del mundo.
Cuando doña Luisa habla de la abeja reina, pienso en Roberta".
"Si todas nos estamos calladas, ¿por qué Roberta tiene que abrir la boca?".
"Estoy de Roberta hasta el...".
Eh.
[Teresa] No lo leas.
Sigue, la siguiente.
[María Jesús] "Parece que o lo dice Roberta, o no sirve para nada.
Estoy harta de que Roberta nos humille.
Me pone enferma ver a Roberta cada mañana.
La nueva dueña Manuela...".
[suena música dramática] [suena música dramática] [bullicio] !¡Chicas!
!¡Por favor!
¿Se puede saber qué os pasa?
!¡Macarena!
¿Alguien me puede...?
!¡Os lo...!
!¡Calmaos, porque...!
[bullicio] [Manuela] ¿Lo consigues?
La tubería está lista.
Las niñas se están despellejando vivas en plena clase de Etiqueta y protocolo.
Ven, por favor.
[Manuela] ¿Qué ha pasado?
Según Teresa, era para que nos expresáramos liberalmente.
¿Sobre qué?
Teresa dice que aquí no estamos acostumbradas a decir lo que pensamos.
¿Y estáis de acuerdo?
Yo no, doña Manuela.
Pues, bien a gusto que te has quedado.
Seguro que has sido tú la que dice que os anulo.
Hipócrita.
[Ángela] !¡Roberta!
Esa boca.
No, es que de usted han dicho que es una patética.
Y de doña Luisa que es una tirana.
Y de usted, doña Manuela... Mire, mejor me lo callo, porque aquí no se libra nadie.
!¡Yo no he dicho que nos anulas!
Que sí, que sí, aquí somos todas muy valientes escribiendo anónimos, pero !¡dímelo a la cara!
!¡Te repito que yo no he dicho...!
!¡Que te calles, falsa!
!¡Silencio!
Lo que aquí nunca se os ha enseñado es a comportaros como verduleras.
Dime, Macarena.
[Macarena] Con su permiso.
Yo sí estoy de acuerdo con lo que dice Teresa.
¿Te puedes explicar un poco más?
Aquí se nos enseña a hacer lo que está marcado y a que nosotras lo hagamos y ya.
Pues, mira la que se ha montado cuando nos dejan decir lo que nos da la gana.
Lo de ser una salvaje lo trae cada una de su casa.
Aquí Teresa no ha tenido nada que ver.
A ver, no solo se han dicho insultos, también se han dicho cosas sobre nosotras y sobre la academia que yo no sabía que pensábais.
Dime.
A mí lo del juego no me ha gustado, pero lo de colocar la mesa en forma de U, sí.
Lo de vernos las caras cuando hablamos sí me gusta.
Libertad de expresión.
De forma anónima, eso sí.
Qué valiente.
Perdona, Luisa, pero creo que el anonimato te da libertad.
El anonimato saca la calaña de la que estamos hechos.
[Teresa] Solo era una forma de animarlas a expresarse.
Son niñas, no disciernen todavía.
[Teresa] Y entonces, ¿qué hacemos?
Como no disciernen, lo cual pongo en duda, ¿vamos a privarles de su derecho a hablar libremente?
Insultar públicamente no es ningún derecho, ni de expresión ni de nada.
Es una vergüenza y una falta de respeto.
!¡Y tú eres la responsable!
[Manuela] !¡Bueno, por favor!
La propuesta de Teresa igual no ha sido, la verdad, la más ortodoxa ni la más correcta.
Igual.
Pero es evidente que las niñas tenían muchas cosas dentro acumuladas, muchas.
Y ahora, por lo menos, lo han expresado.
Ahora sabemos qué sienten y podemos trabajar para arreglarlo.
Aquí no hay nada roto, Manuela.
A ver si te entra en la cabeza de una vez.
Asumo que eso es todo lo que la directora tiene que decir sobre lo que ha provocado Teresa, ¿no?
Que, claro, aún no sabe cómo hacer las cosas.
Pero mira tú por dónde, hemos sacado conclusiones estupendas.
La directora dice que ya hemos zanjado el asunto con las alumnas y vamos a zanjarlo ahora mismo entre nosotras.
Qué poco has tar... [Manuela] ¿Cómo?
Nada.
Bueno.
[suena música dramática] [suena música dramática] Perdone, madre, se alargó el claustro más de lo que esperaba.
Tienes mala cara.
¿Algo grave?
No.
No, no, no.
Cansancio y, y que no he probado bocado en todo el día.
¿Usted le pasaba lo mismo, que no tenía ni tiempo para almorzar?
No hay mejor dieta que la de una mujer que trabaja.
Ven, hembra, que te invito a merendar.
Qué mal le tiene que ir a una para llegar a ponerse la ropa de su marido.
Ni tengo marido ni falta que me ha hecho, señora.
Anda, vámonos.
[aves trinando] ¿Me invita un cigarro?
Claro.
¿Me deja que te diga lo que pienso de lo que acaba de pasar con la señora Manuela?
Ya sé que no tenía que haber entrado en su provocación.
A ver, tienes que entender que la gente en esta ciudad no está acostumbrada a encontrarse con una mujer... ¿Contestataria?
Con pantalones.
Pues, eso.
Lo que hay que hacer es... Quedarse en medio y calladita.
Mmm-hmm.
Pues, nada, me quedo en medio y calladita.
Muchas gracias por tu consejo.
"Muchas gracias", pero no vas a hacerme ni puñetero caso, ¿verdad?
Voy para adentro.
Te veo luego.
!¡Oye!
¿Has dicho antes que estás soltera?
[aves trinando] [Roberta llora] [Roberta llora] "El fuego prueba al oro, y la miseria, a las mujeres fuertes".
Séneca.
Ya sé que soy la nueva y la que ha provocado todo este embrollo, pero si necesitas desahogarte, puedes confiar en mí.
Ya, es cierto que no me conoces de nada, y además, soy tu maestra, pero, mira, podemos saltarnos esa barrera.
Empiezo yo.
Soy Teresa Blanco, nacida en Maceda, providencia de Ourense, pero me he criado por toda España, hasta que, más o menos con tu edad, me fui a recorrer el mundo y no he parado hasta hoy.
[sollozando] Mira, no pienso contarte mi vida.
Vale, está bien.
Pero ¿ni siquiera por qué estás llorando?
Nada.
Que son todas unas falsas y ya está.
¿Tus compañeras?
Porque yo creo que han sido más que claritas, demasiado, quizá.
Sí, sobre un papel.
Pero luego a la cara bien que se callan, como con todos.
Si aquí la que dice y hace todo soy siempre yo.
¿Y por qué crees que es así?
Supongo que porque un buen día se me ocurrió abrir la boca en frente de doña Luisa, que un buen día me hice novia de un Peralta y porque un buen día dije y un buen día dije.
Ya.
A ti te cuelgan el cartel y se queda grabado en piedra, ¿verdad?
De verdad, Teresa, es que jamás he pedido ser una capitana ni nada por el estilo.
Te lo juro.
Es que estoy harta de que todo tenga que pasar por encima de mí.
¿Y esto se lo has comunicado así a tus compañeras?
No, claro.
Porque te has acomodado en un personaje que ya te sale solo.
Para tus compañeras es muy cómodo no enfangarse y para ti hacer las cosas como te da la gana.
A tu manera tú también tienes que ver con que las cosas no cambien.
[aves trinando] [agua fluyendo] Una parte importante de tu nueva responsabilidad como directora es cuidar las relaciones con las buenas familias de la ciudad.
¿Así te crees que nos dejan pasear aquí porque sí?
Ya lo sé, madre, ya lo sé.
¿Qué tal tu estreno?
¿Te haces con la academia?
Sí.
¿Y la de los pantalones también se hace?
[Manuela] También, a pesar de que hace rato se hayan podido llevar una impresión errónea de ella.
Luisa me ha contado la que se ha montado por su culpa.
Ya sabía yo que tenía que haberte elegido a la nueva maestra.
Madre, aunque hubiera contratado a la mismísima Pardo Bazán, a usted le hubiera parecido una mala decisión simplemente por ser mía.
Yo confío en ti.
La que no confío es en ella.
Viste como un hombre, fuma como un hombre.
Tiene edad para ir pensando en ser abuela y está soltera, sin un hombre.
No sé, pero yo que tú vigilaría lo que hace con las alumnas cuando se quedan solas con ella.
Madre, !¡por favor!
Yo solo digo, yo solo digo.
No, usted solo dice "no".
Usted no pasa ni una nunca.
¿Podemos, por favor, darle una oportunidad y juzgar los resultados?
El prestigio se tarda mucho tiempo en construirlo y basta solo un leve soplido para tirarlo abajo.
Anda, vamos.
Que ya no dirijo más.
¿Cómo que ya no diriges más?
Pero si diriges tú siempre.
Pues a partir de ahora lo vamos a hacer entre todas.
¿Esto es por la que te cayó en el juego de Teresa?
No, dijimos lo que pensamos y es lo que tenemos que seguir haciendo.
Pero, a ver, alguien tendrá que decidir al final.
¿No?
Pues si al final no nos ponemos de acuerdo, para eso tenemos una coordinadora.
A ver, chicas, decisiones creativas.
¿Qué cambiaríais de la obra?
Hombre, yo nunca me lo había planteado porque... no sé.
[Candela] Pues yo cambiaría la obra, así entera, directamente.
[Margarita] ¿Pero qué dices, Candela?
[Teresa] Margarita.
Sigue, Candela.
A ver, El burlador de Sevilla a mí me toca un pie, pero vamos, que a mí y a todas, ¿o no?
A mí no me miréis, que cada quien diga lo que le parezca.
[alumna 1] A mí lo de cambiar la obra me parece bien.
[alumna 2] Pero si llevamos justas de tiempo, ¿cómo vamos a cambiar la obra entera?
[Macarena] ¿Te digo cómo?
Eligiendo otra.
¿Y qué va a decir la directora?
No os preocupéis, que de doña Manuela me encargo yo.
Vamos, o sea, que a mí me gustaría hacer una obra que tratase sobre todo lo que pensamos y sentimos.
Pero es que yo creo que esa obra no existe.
Bueno, que nos diga nuestra maestra de Arte y Literatura.
[suena música inspiradora] Chicas, Casa de muñecas.
Bueno, lo mismo puede hacer de mujer por una vez y todo.
[risas] ¿Y hasta entonces?
Lo que diga la mayoría.
A ver, niñas, ¿esta?
Ya está.
[murmullos] Sí, sí... [murmullos] Sí, ¿no?
Sí.
"No parecía oír a la... ese seño... con ir a".
[alumna 1] ¿Es un poco forzado, no?
Sí, yo creo que... [murmullo] "No seré yo hombre, si tu capacidad de mujer no te hiciera doblemente seductora a mi ojo".
[murmullos] [suena música inspiradora] [golpes] [ventana se abre] [susurrando] Pero ¿qué haces aquí?
¿Has saltado la valla?
¿Qué quieres?
Si no encontraba la puerta de los enamorados.
Te crees cursi.
Como te vean aquí, te van a matar.
Vengo a decirte algo importante.
[Roberta] ¿Qué?
Que te adoro.
Rafita, ya.
Hoy he soñado que me he pasado el día entero besándote y acariciándote esos pechos que me tienen loco.
Pues vas a tener que esperarte para cumplir tus sueños.
¿Sí?
¿Hasta mañana por la tarde?
Vengo a invitarte a una fiesta en mi finca.
Es que no puedo, tengo la función de apertura de curso y no puedo faltar, lo siento.
Pero ¿qué función ni qué función?
¿No prefieres pasar un rato largo con tu Rafita?
Sabes que prefiero estar contigo antes que nada.
Es que no puedo faltar, soy la protagonista.
Pues nada, ya habrá otras.
Pero no te vayas a quedar triste, ¿eh?
Que si hace falta, yo por ti, monto una fiesta cada día hasta que puedas.
[risa] ¿A qué hora es?
[suena música dramática] ¿Qué tenían que ver?
[murmullos] Teresa, ¿tienes un segundo?
Claro que sí.
Verás, es que, eh, Rafita, mi novio, me ha dicho que tiene unas joyas en su casa del campo, y he pensado que nos podrían venir muy bien para la obra.
Bueno, pero ya tenemos todo lo que necesitamos, ¿no?
Ya, pero solo el vestuario que tenemos, es un poco... No te preocupes, lo importante es el texto, que lo hagáis con ganas y lo bueno es que antes de la función estemos todas juntas, concentradas, ¿eh?
Teresa, por favor.
Que no.
Roberta, que no te puedo dejar marchar antes de la función.
A ver si te pasa algo y la vamos a tener.
Lo hago por ti.
¿Por mí o por ti?
Bueno, por las dos.
Quiero empezar con buen pie y no me puedo permitir otra metedura de pata.
Pero ¿qué metedura de pata?
Si no me va a pasar nada.
Mira, te prometo que voy a la casa de Rafita, cojo las cosas y me voy, ya está.
Además, que yo quiero dejar al público con los ojos como platos y, y... y estoy segura que mis compañeras también.
Que hemos trabajo muy duro y le hemos puesto mucha ilusión.
Tú me pediste que, que rompiéramos la barrera, ¿no?
Que confiara en ti.
Pues ahora yo te pido lo mismo, por favor.
Confía en mí.
Está bien, pero por lo que más quieras, a las 4:30 estás aquí.
Te lo prometo, como un clavo.
[pasos] [aves trinan] [Margarita] ¿Por qué te emperifollas tanto para coger unas joyas?
¿Y a ti quién te manda a poner la oreja en conversaciones ajenas?
Te vas a ir de paseo con Rafita en vez de estar antes del estreno con nosotras.
Estaré con vosotras a las 4:30.
¿Me dejas salir?
[suena música alegre] Santa María, madre de Dios.
Venga, vamos.
Venga, vamos.
[murmullos] [murmullos] ¿Y este pelo?
Bueno, un cambio.
Hola, doña Manuela.
[susurrando] ¿Podemos hablar, por favor?
Ahora vengo.
[murmullos] ♪ Tiene tu cara mi alma.
♪ ♪ Ah, tiene tu cara.
♪ ♪ Tiene tu cara, tres claveles tu voz, ♪ ♪ tiene tu cara tres claveles tu voz.
♪ ♪ Tiene tu cara.
♪ Por José Gómez Gallito, el torero más grande de todos los tiempos.
Que Dios lo tenga en su gloria.
Con permiso de Juan Belmonte.
[tintineo] ♪ Voy a llevarte, gitanilla, mi alma.
♪ ♪ Voy a llevarte a mi Sevilla divina.
♪ ♪ Tu cara.
♪ ♪ Tiene tu cara y quien pudiera besarte.
♪ ♪ Y si lo borrara, quien pudiera besarte.
♪ ♪ Y quien borrara.
♪ ♪ Voy a llevarte, gitanilla, mi alma.
♪ ¿Segura que no está en su cuarto?
La hemos buscado por todas partes.
No sé, ¿a ti te dijo que fuera a salir o algo?
No.
No, no, no.
[suena música dramática] [suena música dramática] ¿Qué está pasando?
¿Es verdad que Roberta no ha aparecido?
Y claro, la coordinadora teatral no sabe nada, ¿no?
¿Para qué?
¿Qué hacemos?
[Ángela] Hay que hablar con los padres.
[susurrando] Teresa, ¿podemos hablar un momento?
Aprovecha para estar conmigo, no te queda mucho tiempo.
Si eres tú la que no me quieres nada.
Todo el día que si estudiando, que si el teatro.
Yo te prometo que puedo volver después de la función.
Me parece muy bien, pero antes nos tomamos otra, la última.
[Roberta] ¿Otra?
Pero ¿tú qué quieres?
¿Que me suba borracha al escenario o qué?
Quiero que te quedes un ratito más conmigo.
[suena música dramática] [susurrando] Me sé el texto de memoria, puedo interpretar su papel perfectamente.
[suspiro] Es que no sé, Margarita.
Ya es hora de que la voz protagonista la tenga otra que no sea Roberta, ¿no?
Teresa, confía en mí.
Vale, pero me llevas cuando yo te diga.
Al altar, ahí te voy a llevar.
[suena música dramática] Margarita sustituye a Roberta.
¿Cómo que sustituye a Roberta?
Pero ¿te sabes el papel?
Se lo sabe muy bien.
¿Sí?
¿Estáis seguras?
[Teresa] Mejor eso que cancelar.
Lo va a hacer fenomenal.
Gracias, Margarita.
Por lo menos le vamos a dar una alegría a tus padres.
[Teresa] Oye, ¿y los padres de Roberta?
¿Salgo yo a hablar con ellos?
No, no están.
No han venido, nunca vienen.
Eh, Teresa, por favor, reacciona y pon esto en movimiento de una vez.
Vamos.
Vale, venga, chicas.
Chicas, venga, vestidos.
[suena música dramática] ♪ Quiero llevarte a Sevilla, mi vida.
♪ ♪ Y a coronarte.
♪ [aplausos] !¡Bravo!
Buenas tardes, señores.
[hombre 1] !¡Venga!
[hombre 1] !¡Venga!
Eh, eh, eh, que lo váis a romper.
Que no, que me tengo que ir ya.
Que sí, mujer.
Que ahora te llevo, espérate cinco minutos.
Que no, que ya es muy tarde, llévame ya, por favor.
Que son 5 minutitos de nada.
!¡Que no!
!¡Que me voy!
¿Qué haces?
¿Te vas a ir sola?
Pero ¿tú sabes lo que vas a tardar?
!¡Espérate, mujer!
[suena música tranquila] [susurrando] Está tardando mucho.
¿Estás bien?
Ah, sí.
Es tu momento, saca lo que llevas dentro y déjalos turulatos.
¿Vale?
Venga.
[Margarita jadea] [Margarita jadea] [hombre tose] [susurrando] "Esconde bien el árbol, Helena".
"Esconde bien el árbol".
Esconde bien el árbol, Helena.
Los niños no pueden verlo de ninguna manera hasta esta noche que esté arreglado.
[directora] Esto no es El burlador de Sevilla.
[doña Manuela] ¿Cuánto le debo?
[Manuela] Usted atienda, hágame el favor.
[Margarita] ¿50 céntimos?
Deme una corona.
Esta no es la obra.
Madre, por favor, que se nos oye.
Gracias.
Soy el más miserable de todos mis pacientes.
Estos días he hecho el examen general de mi estado y es la bancarrota.
Torvaldo, no sé a punto fijo qué es la religión.
¿Que no sabes qué es?
Solo sé lo que me dijo el pastor Hansen para prepararme en la confirmación.
La religión es todo aquello y lo de más allá.
Cuando esté sola y libre, tendré tiempo para examinar esa cuestión como una de tantas.
Antes que nada, eres esposa y madre.
Ya no creo en eso.
Nuestra casa solo era un salón de recreo.
Yo fui una muñeca grande en tu casa, como también fui muñeca en casa de papá.
[Macarena] ¿No son tus deberes para con tus hijos y con tu marido?
¿No comprendes cuál es tu puesto en el hogar?
¿No tienes un guía infalible para estas cuestiones?
Christina, silencio.
Torvaldo está ahí.
[Macarena] Entonces, ¿no has sido feliz?
No, estaba alegre y nada más.
Ve al cuarto de los niños.
Torvaldo no puede verte coser.
Dile a Mariana que te ayude.
Toma, aquí tienes mi anillo, Devuélveme el mío.
Adiós.
[pasos] [suena música triste] [suspiro] [aves trinan] [aplausos] [suena música dramática] [suena música dramática] ¿Qué ha pasado?
!¡Roberta!
!¡La vi llegar y caerse!
!¡Roberta!
¿Qué le ha pasado?
Roberta.
[Manuela] Roberta, ¿me oyes?
Doña Manuela, apesta a alcohol.
Hay que llamar al médico, por favor.
!¡Roberta!
[suena música dramática] [suena música dramática] Hombre, parecer, sí se parece.
Pues yo no la veo con pinta de asesina, ¿eh?
Esas son las peores.
[Manuela] Yo sigo confiando en Teresa, madre.
[doña Manuela] Pues a tenor de los rumores que corren por Sevilla, no deberías.
Es ella.
[puerta chirría] [suena música inspiradora] [suena música inspiradora] ¿En serio tú ves esto?
Pero ¿qué tiene de malo que quieran conocer sus cuerpos y disfrutarlos?
Por eso tienen que estar informadas lo mejor posible.
¿Y quién las va a informar?
Cuál es esa duda que tenía.
Porque quiero aprender a ser una buena amante.
Sí, ya he estado con ella y ya empieza a confiar en mí.
[suena música dramática] ¿Dónde estaba usted el 2 de agosto?
[hombre 1] O echan a esa maestra o nos llevamos a nuestras hijas de la academia.
Bueno, ¿qué?
¿Lo dejamos estar?
Estoy pensando.
No me esperaba que fueras a presentarte como candidata.
Creo que las alumnas también deberíamos de votar a la nueva directora.
Mi padre dice que si no votas, luego no puedes quejarte.
Pues a mis padres les ha llamado su párroco y han dejado bien clarito que no quieren que vote.
Yo no pienso votar.
Mis padres me dicen que no vote, las maestras que sí, que vote.
Es que voy a hacer lo que me dé la gana.
[suena música tranquila] Ni se te ocurra acercarte a los Peralta.
¿Cómo?
O sea, ¿prefieres que vayamos a tu habitación?
Preferiría no ir a ningún sitio.
[hombre 1] Manuela, pero tráeme.
Espérate, que... Dime que no se comporta así siempre.
No, por supuesto que no.
Solo de vez en cuando.
¿De vez en cuando?
[Martín] Estás más preciosa que nunca.
[Manuela] Hacía ya tiempo que no me lo decías.
[suena música alegre] Nos enseñan a estar siempre calladas, sonriendo y sin quejarnos nunca.
¿Y yo de qué tendría que quejarme?
[aves trinan] [suena música inspiradora]